Una de las preguntas más recurrentes en la comunidad Natalia Vélez es ¿cómo puedo superar una ruptura? ¿cómo aprender a dejar ir? La verdad es que no existe una forma única y perfecta para sobrellevarla; algunas personas pueden atravesarla con los recursos emocionales que cuentan, al igual que con el apoyo de sus seres queridos, mientras para otras el proceso se puede tornar complejo, por lo cual la terapia psicológica puede resultar beneficiosa. Así que, si sientes que se te dificulta avanzar o la situación está afectando tu día a día, no dudes en buscar ayuda profesional.
Una vez hecha esta claridad, en esta ocasión queremos compartirte lecciones valiosas -propias y de pacientes- que el camino de ensayo y error después de una ruptura amorosa reconocemos. Sin duda, las pérdidas no son fáciles, pero nos enseñan mucho, por ello podemos tratar de aprovecharlo.
1. Acepta lo que es, la relación ha terminado: lo primero es sincerarte, necesitas ser objetiva y darte cuenta de que ya llegó el momento de cerrar. Muchas veces al terminar una relación nos quedamos en la espera que desespera, en la esperanza de volver. Esto es desgastante e implica un gasto considerable de energía que nos ancla al pasado; además, dificulta el proceso de duelo. Mirar el pasado como aprendizaje puede ayudar a unir puntos, nombrar lo que pasó, desapegarnos y resignificarnos, pero basta de mirarlo para tratar de revivirlo. Podemos tener una pérdida y sentir dolor, pero no detenernos por eso. El amor de pareja no está, pero nuestra vida y el amor propio continua
2. Conecta con tus emociones y presta atención a lo que te dicen: no intentes hacerte fuerte, como si nada hubiera pasado. Deja que afloren la tristeza, el enojo, la frustración y todo aquello que sientas-pienses, te puedes apoyar de la escritura para desahogarte y liberar, el acto de plasmar tus ideas en el papel puede ser terapéutico, a la vez que ayuda a ampliar la mirada.
3. Establece-te límites: el contacto cero es un paso importante en el proceso del duelo y reconstruir nuestra vida luego de la ruptura. Tal vez quisiéramos separarnos de manera progresiva o sostener comunicación con nuestra expareja, pues lo relacionamos con dolor; pero recuerda que es mayor la molestia de permanecer igual, que cambiar.
Aunque puede ser diferente para cada persona, relación y contexto, en la mayoría de los casos la recomendación es cortar comunicación y tomar distancia; si ha terminado, ha terminado y punto. Esto incluye nada de llamadas, mensajes, encuentros, y si es que es necesario verse, decirle a la persona que debe cambiar la manera de relacionarse.
4. Priorizate y regálate el placer de hacer planes en soledad: céntrate en tí, cuídate por dentro y por fuera. Cuando estamos viviendo una ruptura, podemos perder la motivación, así como al estar pensando en la pérdida nos olvidamos de nosotros. Empieza por lo básico, conecta con el cuerpo y cubre tus necesidades principales, esto ayudará a estar más en el momento presente e ir recuperando el equilibrio. También es una buena idea, agendar en tu día a día actividades que disfrutes. Puedes hacer planes con amistades, familiares y por qué no en soledad. Disfruta de tu compañía, conócete y reconoce qué quieres hoy.
5. Date la oportunidad de procesar la separación, un clavo no saca otro clavo: con esto no quiero decir que te cierres a la oportunidad de abrirte a conectar con otras personas. Sin embargo, es saludable darse espacio para procesar el duelo, hacer trabajo interno y reconstruirse. En ocasiones, pasamos de una relación a otra sin vivir las emociones, reflexionar lo vivido y reconocer patrones, de ahí que no tardemos mucho en tener nuevamente los mismos problemas.