¿Siempre terminas siendo quien soluciona los problemas de todos? ¿Ayudas a los demás incluso cuando no tienes tiempo, recursos, ni ganas? ¿Sueles poner tus necesidades por debajo de las de otros? Si estas preguntas resuenan en ti, es posible que se trate de un síndrome del salvador, un fenómeno psicológico que se puede presentar en las relaciones.

¿Qué es el síndrome del salvador?

También conocido como complejo del salvador, se refiere al comportamiento de aquellas personas que sienten una necesidad constante de rescatar, cuidar o asumir responsabilidades por los demás. Dicho de otro modo, sostienen sus relaciones a partir de resolver por el otro y en muchas ocasiones se les dificulta decir “no”, olvidando así sus propias necesidades.

¿Cómo lo identifico?

Reconocerlo puede ser un poco difícil, dado que muchas veces se puede confundir con empatía y ganas de ayudar, sin embargo, aquí te dejo algunas señales:

  • Te sientes valioso cuando ayudas, pero también frustrado si la persona no quiere cambiar.
  • Te cuesta decir “no” cuando te piden algo.
  • Sientes responsabilidad de que todo esté bien para los demás y buscas resolver sus problemas.
  • Sientes que te dejas de lado por resolver y cuidar al otro.
  • Sientes que siempre estás para los demás, pero nadie está ahí para ti.
  • Aparece el agotamiento tanto físico como mental.

Si te identificaste con estas señales, el reconocerlo ya es un gran paso, pero seguro te estás preguntando…

¿Cómo puedo dejar de ser el salvador en mis relaciones?

1. Realiza un mapeo emocional.

Escribe cuándo y con quién aparece tu necesidad constante de ayudar, qué emociones surgen y qué intentas evitar (¿quizás rechazo o culpa?)..

2. Ponte de primeras y deja de pensar que el hacerlo es ser egoísta

Pregúntate antes de ofrecer ayuda si tienes la disponibilidad. También, puedes crear un frasco con pequeños recordatorios de cosas que te gustaría hacer por y para ti, cada mañana saca uno e intenta realizarlo durante el día.

3. Empieza a poner límites, a decir “no”

Al principio decir “no” puede generar culpa en ti y enojo en el otro, pero es normal, ambos ya tenían esto como un hábito. Por ello, pregúntate siempre ¿una relación sana debe basarse que diga “si” siempre? Una ayuda extra es escribir lo que sientes.

4. Busca acompañamiento psicológico.

Si sientes que necesitas ayuda para comprender de dónde viene la necesidad de ayudar y salvar a los demás, además de que te brinden mayor orientación frente a cómo dejar de hacerlo la terapia puede ser una solución.

Si sientes que por más que intentes establecer límites aparece la culpa y que este síndrome siempre está ahí sin irse, acompañándote en todas tus relaciones, la terapia puede ser ese espacio que buscas para lograr tu bienestar desde el autocuidado..

AUTOR: Angy arango
PSICÓLOGA EN EL GRUPO NATALIA VÉLEZ

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