Muchas veces nos dejamos llevar por el impulso de una motivación o la idea de ejecutar una actividad que nos gusta, pero durante cuánto tiempo realmente mantenemos la conducta es lo que muchas veces nos frustra, ya que se vuelve algo momentáneo.
Es muy importante tener claro cuáles son nuestros objetivos en el presente y por qué queremos empezar x actividad, esto nos ayudará a ejecutarla a pesar de no estar siempre motivados. En el camino podremos ver cuáles están siendo las dificultades y buscar estrategias que nos faciliten mantener las actividades en el tiempo.
Algunas recomendaciones pueden ser:
Alejarnos de la motivación instantánea
No es confiable solo dejarnos guiar por el impulso de lo que queremos hacer en el momento o por las actividades que están impulsadas por emociones. Pues esto lleva a la inconsistencia y a la procrastinación. Podemos centrarnos más en una motivación orientada a los logros.
Planear actividades
La idea es no depender de las ganas del momento, sino programar tus actividades de acuerdo con tus objetivos. Es decir, tener un plan de acción independiente de si hay ganas o no, con anterioridad se tiene una rutina a seguir.
Orientarse por logros y resultados
Identifica cuáles son los logros y resultados que quieres obtener en relación con tus proyectos, cuál es el impacto que puede traer sobre ti tanto si los cumples como si no los cumples. De manera que tengas muy claro tu camino a pesar de no tener las ganas de hacerlo en el presente. Reconoce los pequeños logros del proceso.
Pensar en el tipo de persona que queremos ser
Cuando tienes claro esto, es más fácil enamorarse o comprometerse con el proceso. Si es preciso se puede escribir las cosas que te motivan a llegar allí y por qué quieres esa versión de ti en tu vida.
Si modificamos un poco el enfoque de motivación momentánea a una estrategia basada en logros y resultados, favoreceremos la permanencia en el tiempo de las actividades que son relevantes para nosotros. Como dicen por ahí: “Nadie se arrepiente de cumplirse”.
Y no olvides que detrás de postergar actividades, hay un mal manejo de emociones, ya que no sabemos cómo hacerle frente a situaciones retadoras, actividades que nos parecen aburridas o incluso al estrés y la ansiedad. Tratar este tema con un especialista en salud mental, sin duda, te ayudará.