"La procrastinación me ha acompañado mucho tiempo. Me ha cuestionado qué tanto quiero lograr mis objetivos y me ha llevado a juzgarme frente a mis resultados."
Hoy quiero hablarte un poco sobre el tema.
Algunos autores definen la procrastinación como un aplazamiento voluntario e innecesario de una acción. Mencionan que aumenta el estrés, la ansiedad y la culpa, lo que luego conduce a una disminución en el rendimiento en el lugar de trabajo o en la escuela y, en última instancia, conduce a una disminución en el bienestar que percibimos.
La procrastinación es un acto que reconocemos que estamos haciendo, somos conscientes de sus consecuencias negativas y, teóricamente, tenemos la voluntad de reducirlo. Sin embargo, lo seguimos haciendo.
Algunos estudios muestran que las personas tienen una preferencia fuerte e irracional hacia los beneficios actuales o a corto plazo, incluso si los costos futuros se vuelven más altos como resultado.
Preferimos quedarnos en Instagram que empezar a ejecutar acciones en línea con nuestros objetivos.
Además, se muestra que la ingenuidad de las personas influye en que sigamos evitando nuestras responsabilidades. Si digo: “después de este video inicio”, hay mayor probabilidad de que se siga dilatando la ejecución de la actividad.
En cambio, si la gente es más pesimista sobre su capacidad de hacer las cosas a tiempo y sin demora, hay una mayor probabilidad de evitar la dilación y se puede romper más fácilmente el patrón de la procrastinación.
Algunas estrategias que pueden ser útiles frente a esta situación:
1. Ser conscientes de que tendemos a postergar.
2. Visualiza los beneficios futuros, esto ayuda a sentir los beneficios futuros en el momento actual. imagina lo bueno que fuera tener platos limpios o lo relajante que sería entregar esa difícil tarea.
3. Usa dispositivos de compromiso, es decir aquellos que te ayuden a cumplir objetivos, como:
º Forest
º stickk
4. Intenciones de implementación, consisten en planificar cuándo, cómo y dónde lograrás ese objetivo. Hacer un plan específico sobre cómo te comportarás en un contexto en particular aumenta la probabilidad de hacerlo.
En la mayoría de ocasiones, procrastinar o aplazar responsabilidades que tenemos es una manera de enfrentar emociones desagradables, ya que nuestro cerebro percibe estas actividades como peligrosas porque nos enfrentan a creencias y situaciones como por ejemplo, “y si me equivoco” “y si no me queda perfecto” “y si no soy capaz”, etc., y la manera que encuentra para protegernos o defendernos es aplazar estas tareas y realizar otras que alivian el malestar a corto plazo. Así que la terapia psicológica es uno de los mejores medios para vencer la procrastinación.