Todos enfrentamos momentos complicados en la vida, ya sea una decisión difícil, un conflicto en el trabajo o simplemente el malestar emocional que surge de las presiones diarias. Sin embargo, ¿Cómo podemos saber si estamos realmente «analizando» una situación para buscar una solución, o si hemos caído en la trampa de «rumiar o sobrepensar«, donde solo giramos en círculos mentales sin avanzar?

¿Cómo saber si estás rumiando?

Si te encuentras preguntándote cosas como: «¿Por qué me pasó esto?» o «¿Qué hice mal?», probablemente estés rumiando. Estos pensamientos suelen ser vagos y generalizados. En cambio, cuando analizas, tus preguntas tienden a ser más específicas: «¿Qué puedo hacer al respecto?» o «¿Qué opciones tengo para resolver esto?»

Herramientas para pasar del pensamiento a la Acción

1. Detecta el patrón

El primer paso es ser consciente de que estás rumiando. Si notas que llevas mucho tiempo dándole vueltas al mismo tema sin avanzar, es momento de cambiar de enfoque.

2. Redirige tus pensamientos

Una técnica útil es el Mindfulness, que implica estar presente y observar tus pensamientos sin dejarte llevar por ellos. ¿Qué estoy pensando? ¿Qué estoy sintiendo? ¿Dónde estoy en este momento?

3.Haz un plan de acción

En lugar de quedarte atrapado en lo que salió mal, intenta enfocar tu energía en pasos concretos. Escribe tres posibles soluciones al problema y elige una para empezar.

4. Técnica de resolución de problemas

Aplicar un enfoque más estructurado, como el modelo S.M.A.R.T. (objetivos específicos, medibles, alcanzables, realistas y con tiempo definido), puede ayudarte a analizar la situación de forma más productiva y evitar la rumiación.

5. Límites de tiempo

Si sientes que necesitas reflexionar, establece un límite de tiempo. Por ejemplo, "Voy a pensar en esto por 15 minutos y luego tomaré una decisión". Esto puede evitar que caigas en un ciclo interminable de pensamientos.

La diferencia principal entre analizar y rumiar radica en el objetivo. Cuando analizamos, estamos buscando una solución y estamos dispuestos a actuar. Cuando rumiamos, simplemente nos quedamos en un ciclo que aumenta la ansiedad. Ser consciente de esta distinción y utilizar herramientas para redirigir nuestros pensamientos hacia acciones concretas puede marcar una gran diferencia en cómo enfrentamos las situaciones difíciles.

AUTOR:  maria alejandra ramirez
PSICÓLOGO EN EL GRUPO NATALIA VÉLEZ

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